miércoles, 6 de abril de 2016

LAZARILLO DE TORMES: REPASO DE ASPECTOS TEÓRICOS Y COMENTARIOS RESUELTOS


    Además de la teoría sobre la obra que hemos estudiado en el libro de texto, repasaremos los principales aspectos teóricos de la obra en el siguiente resumen: 



Una novela realista.

El Lazarillo de Tormes es una carta. Está escrita por un pregonero llamado Lázaro, quien cuenta su propia vida para satisfacer la curiosidad de un conocido al que se dirige con el tratamiento de “Vuestra Merced”. Su autobiografía abarca unos veinticinco años y está enmarcada en un contexto geográfico e histórico muy concreto: el reino de Castilla en la primera mitad del siglo XVI. Es decir, el autor refleja en su obra una realidad contemporánea, algo que será muy característico del tipo de ficción que se origina con obras como el Lazarillo y el Quijote: la novela moderna, que tiene un profundo carácter realista.

La novela se escribió a mediados del siglo XVI, ya que las ediciones más antiguas que conservamos del libro datan de 1554. La obra se publicó como anónima, lo que puede explicarse por dos razones:

-En primer lugar, la novela contenía numerosas críticas a algunos estamentos de la Iglesia, así que era lógico que el autor no la firmase para evitar represalias.

-También parece que el anonimato tiene razones literarias, ya que a mediados del s.XVI se puso de moda que algunos escritores publicasen sus cartas personales, en las que podían relatar chismes, explicar su propia vida o dar a conocer historias reales de sus familiares o vecinos. Así que es posible que el autor del Lazarillo de Tormes ocultase su nombre para que los lectores pensasen que estaban leyendo la autobiografía de una persona real, porque en la novela se narra la historia de un muchacho de origen humilde, contiene alusiones a personajes históricos y menciona poblaciones tan concretas como Salamanca, Maqueda, Torrijos, Toledo… Es decir, no parece una ficción, sino un relato verídico. Además, la obra no está escrita en el estilo elevado propio de los escritores cultos sino con un lenguaje de apariencia coloquial.

Contradiciendo la voluntad del novelista, los historiadores de la literatura han investigado mucho para identificar al autor del Lazarillo. La obra se ha atribuido a Juan y a Alfonso de Valdés, a Sebastián de Orozco y Diego Hurtado de Mendoza entre otros. No obstante, la novela da algunas pistas sobre la persona que la escribió. Parece claro que el autor era de Toledo o vivía en la ciudad, pues conoce bien la población y sus alrededores. Sin duda era un humanista, un escritor culto que manejaba el latín y es muy probable que fuese fraile o clérigo, ya que demuestra una gran familiaridad con la liturgia católica y los Evangelios. Asimismo, se ha especulado con que el creador del Lazarillo pudiera ser un converso, un cristiano descendiente de judíos, ya que pone en cuestión el concepto tradicional de la honra que imperaba en la sociedad española del s.XVI, algo que hacían con mucha frecuencia los conversos.



Estructura del Lazarillo de Tormes

Aunque esta obra pueda parecer una autobiografía real, gran parte de los sucesos que relata están basados en materiales de origen literario. De hecho, la novela tiene una estructura muy similar a la de los cuentos folclóricos, en los que es frecuente que el héroe abandone su hogar y comience a vivir aventuras porque debe conseguir algo que necesita. En los cuentos folclóricos, la aventura del héroe consiste a menudo en superar una serie de pruebas para conseguir lo que busca.

Por otro lado, un buen número de los sucesos que Lázaro relata como vivencias propias son en verdad anécdotas de origen tradicional, cuentecillos que la gente en la Edad Media y en el Renacimiento se explicaba por la calle. Así, casi todos los lances que le suceden a Lázaro con el ciego pertenecen a la tradición folclórica: el golpe contra el toro de piedra, el cambio de la longaniza por el nabo… Sin embargo, esas aventuras están tan bien acomodadas en el relato autobiográfico de Lázaro que parecen creadas a propósito para la novela.

Para comprender la vida de Lázaro podemos distinguir dos grandes períodos:

El aprendizaje (comprendido en los capítulos I al III).

El ascenso social (integrado por los capítulos IV al VII).

El protagonista de la novela comienza su andadura sirviendo de forma sucesiva a un ciego, un clérigo y un hidalgo, quienes pertenecen respectivamente a los tres estamentos esenciales de la sociedad del s. XVI: el pueblo, la Iglesia y la nobleza. Pero los tres manifiestan grandes defectos morales que los convierten en tutores poco recomendables para un niño. El ciego es un hombre sagaz e ingenioso pero profundamente mezquino. El clérigo de Maqueda es una persona dominada por los pecados de la hipocresía y la avaricia que lleva una vida ruin, mientras que el escudero es un hidalgo que intenta ocultar su realidad de hombre arruinado afanándose en simular que es rico.

Estos tres personajes tienen precedentes en la literatura pero al mismo tiempo están muy arraigados en la realidad social de la España del siglo XVI. De hecho, en aquella época era muy frecuente que los niños sin hogar entraran al servicio de ciegos, clérigos o nobles, pues la ley les exigía que se pusieran bajo la tutela de un adulto.

De esta forma, observamos que los tres capítulos iniciales de la novela forman una unidad cuyo núcleo es el hambre. Con cada uno de sus tres primeros amos, Lázaro pasa más necesidad que con el anterior: con el ciego prueba algunos alimentos, con el clérigo apenas come unas migajas y con el escudero no sólo no recibe comida sino que es Lázaro quien alimenta a su señor. En estos tres capítulos el muchacho vive en una extrema pobreza y debe recurrir a la mendicidad para subsistir. Pero, al tiempo que sufre, Lázaro vive un proceso de aprendizaje: a través de sus experiencias, abandona su inocencia inicial, se hace cargo de que en la sociedad de su tiempo conviene guardar las apariencias y asimila que la nobleza no depende de la posesión de un gran patrimonio sino de la capacidad para fingirse rico.

Tras concluir su proceso de aprendizaje, Lázaro abandona la mendicidad y comienza su ascenso social. En los capítulos cuarto a séptimo, el personaje ya no acepta al primer señor que se le ofrece sino que elige por sí mismo a sus amos, entre los que predominan los religiosos. En el capítulo cuarto, acompaña a un fraile de la Merced inclinado a la lujuria. Posteriormente, el protagonista de la novela se pone al servicio de un buldero, un predicador profesional dedicado a la venta de bulas y que estafa a la gente simulando falsos milagros.

A partir del capítulo sexto, Lázaro se pone a trabajar. Primero como aguador al servicio de un capellán, luego como pregonero de vinos, oficio que, durante el Siglo de Oro, se consideraba uno de los más viles y menos honroso. Gracias a este trabajo, Lázaro conoce al arcipreste de San Salvador, con quien cree alcanzar “la cumbre de toda buena fortuna”.

Ahora bien, lo lamentable es que Lázaro consigue su bienestar material a costa de su degradación moral. Casándose con la criada y amante del arcipreste de San Salvador, el personaje consigue un bienestar material que de otra forma no estaría a su alcance. Por desgracia, esta situación se daba con frecuencia en el s.XVI: no eran pocos los clérigos que casaban a sus amantes con un pobre desgraciado para encubrir su lascivia.



Una visión crítica del Lazarillo de Tormes

La novela puede leerse de dos formas:

-Como una novela divertida e intrascendente.

-Como un libro profundo y comprometido con la realidad social. La carga social se percibe en las injusticias de una sociedad en que los ricos gozan de todo tipo de privilegios mientras que los pobres sólo pueden sobrevivir a costa de una lamentable degradación moral.

Por otro lado, el Lazarillo denuncia con rigor los vicios sociales propios de la España del siglo XVI, pues nos da a entender que la perversión moral de Lázaro es una consecuencia de las malas enseñanzas que el personaje ha recibido de sus amos.

Asimismo, en la novela se detecta una crítica al concepto tradicional de la honra. En la España del Siglo de Oro, el honor se había convertido en un sentimiento obsesivo: con tal de mantener la buena reputación, la gente estaba dispuesta a fingir lo que no era e incluso podía llegar a matar.





La lengua del Lazarillo

La novela está escrita por un autor culto pero narrada por un hombre sin estudios, de ahí que en la obra se perciban dos niveles lingüísticos casi antagónicos. Lázaro nos cuenta su vida en el estilo llano y coloquial propio de quien escribe una carta familiar: utiliza frases hechas y refranes. Pero al mismo tiempo, hay en la obra ciertas figuras estilísticas que delatan a un autor que conoce bien la lengua:

antítesis (“mi trabajosa vida pasada y mi cercana muerte venidera”).

paradojas (“dulce y amargo jarro).

paronomasias (“al tercer día me vino la terciana”).

La figura retórica que resulta más significativa es la disemia, que consiste en emplear frases con doble sentido. Con frecuencia, Lázaro emplea una expresión con un determinado significado aunque el autor le atribuya otro. Por ejemplo, cuando el narrador dice que “ven a mi mujer irle a hacer la cama” al arcipreste, el lector entiende que la mujer de Lázaro no se limita a ordenar la cama del arcipreste, sino que se acuesta con él. Es decir, que el Lazarillo de Tormes aprovecha la ambigüedad como un recurso estilístico habitual, y eso es consecuente con la dualidad que preside toda la obra, porque en la novela casi todo tiene dos caras: el autor nos cuenta una vida que parece verídica pero es ficticia, nos explica una serie de anécdotas que parecen triviales pero que exigen una lectura trascendente, presenta el caso de un hombre que se cree honrado pero no lo es. Por lo tanto, todo en el Lazarillo incide en una misma idea: que las cosas no son siempre lo que parecen y que toda experiencia humana puede contemplarse desde múltiples perspectivas y merecer juicios diversos.


Por último, leeremos más textos para comentar:

LAZARILLO DE TORMES


Sentéme al cabo del poyo y, porque no me tuviese por glotón, callé la merienda y comienzo a cenar y morder en mis tripas y pan, y disimuladamente miraba al desventurado señor mío, que no partía sus ojos de mis faldas, que aquella sazón servían de plato. Tanta lástima haya Dios de mí como yo había dél, porque sentí lo que sentía, y muchas veces había por ello pasado y pasaba cada día. Pensaba si sería bien comedirme a convidalle; mas, por me haber dicho que había comido, temíame no aceptaría el convite. Finalmente, yo deseaba que el pecador ayudase a su trabajo del mío, y se desayunase como el día antes hizo, pues había mejor aparejo, por ser mejor la vianda y menos mi hambre.

Quiso Dios cumplir mi deseo, y aun pienso que el suyo; porque, como comencé a comer y él se andaba paseando, llegóse a mí y díjome:

-Dígote, Lázaro, que tienes en comer la mejor gracia que en mi vida vi a hombre, y que nadie te lo verá hacer que no le pongas gana, aunque no la tenga.

«La muy buena que tú tienes -dije yo entre mí- te hace parescer la mía hermosa».

Con todo, parescióme ayudarle, pues se ayudaba y me abría camino para ello, y díjele:

-Señor, el buen aparejo hace buen artífice. Este pan está sabrosísimo y esta uña de vaca tan bien cocida y sazonada, que no habrá a quien no convide con su sabor.

-¿Uña de vaca es?

-Sí, señor.

-Dígote que es el mejor bocado del mundo y que no hay faisán que así me sepa.

-Pues pruebe, señor, y verá qué tal está.

Póngole en las uñas la otra y tres o cuatro raciones de pan de lo más blanco. Y asentóseme al lado y comienza a comer como aquel que lo había gana, royendo cada huesecillo de aquéllos mejor que un galgo suyo lo hiciera.


Modelo de comentario de “Sentéme al cabo del poyo...”, de El Lazarillo de Tormes


El texto seleccionado pertenece a la novela El Lazarillo de Tormes, perteneciente al género de la novela picaresca. Aunque este género tiene su momento de auge en el siglo XVII, El Lazarillo ha sido considerada la primera novela de este género, si bien no se dan en ella todas las características del mismo.

En El Lazarillo, no obstante, aparecen los rasgos fundamentales siguientes:

El protagonista es un hombre vulgar y ordinario (anti-héroe).

Asimismo, es criado de muchos amos.

Se presenta una visión realista del mundo.

Se utiliza la forma autobiográfica.

La intención de la obra es de crítica y moralizante.


Como comprobaremos en el texto que comentamos, podemos afirmar que El Lazarillo cumple las características fundamentales señaladas, a excepción de las que se producen en la picaresca barroca. A saber:

Intensificación de la visión amarga y pesimista del mundo.

Mayor presencia de lo religioso y moral.

En definitiva, la intención del autor fue dar categoría literaria a la vida de un insignificante personaje, lo que cual le permite poner de manifiesto su visión antiheroica del mundo y, al mismo tiempo, hacer la crítica de la sociedad, fundamentalmente de la nobleza y el clero. El autor se manifiesta contrario a ideas y costumbres de la época, motivo por el cual, quizá, no dio a conocer su nombre y la obra ha llegado anónima hasta nosotros.

La novela se divide en siete tratados de diferente longitud como corresponde a la importancia relativa de su contenido. El Tratado 1º narra la niñez de Lázaro y su aprendizaje con el ciego; el 2º cuenta el episodio del clérigo avariento, en el que sigue la evolución psicológica del personaje; el 3º es el episodio del escudero, donde Lázaro aprende que la gloria se basa en la mera apariencia; los tratados 4º y 6º son meramente episódicos y sólo presentan nuevos amos; el 5º es el episodio del buldero y en él aprende que con mentiras y astucias se puede llevar una vida holgada; por último, en el 7º Lázaro llega a lo que considera “la cumbre de toda buena fortuna”, afirmación irónica porque a lo único que ha llegado es a ser pregonero de vinos en Toledo y criado de un capellán con cuya protegida se casa. La novela termina, pues, con el cierre de la evolución psicológica del personaje, que comenzó siendo un niño ingenuo y termina en ser un hombre conformado con su suerte.

El fragmento que comentamos pertenece al tratado 3º, en el que sirve a un escudero que no tiene absolutamente nada y el criado tiene que alimentarlo, procurando no herir su dignidad. Corresponde a uno de los momentos más conmovedores de la novela: A Lázaro le han regalado una uña de vaca y algunas tripas cocidas que reparte con su amo. Al ver la altanería y, a la vez, el hambre de éste, el muchacho se lamenta de su desventurado amo, preocupado siempre por aparentar una condición que no posee. Podemos considerar que el texto trata el tema de la fraternidad humana como motivo novelesco.

En cuanto a la estructura interna del fragmento, este se divide en tres partes:

1ª parte (“Sentéme al cabo del poyo...hambre”): El criado cuenta sus cautelas para invitar al amo a comer con él, sin herir su dignidad.

2ª parte (Quiso Dios...sepa”): Ambos tienen una conversación, en la que el escudero alaba a Lázaro y al bocado que trae para disimular sus ansias por comer.

3ª parte: (“Póngole...hiciera”): Lázaro describe las ganas con que su amo se come aquellos despojos.


Un análisis de los elementos narrativos nos lleva a ver un narrador en 1ª persona, que es el propio Lázaro, de ahí su carácter autobiográfico.

Los dos personajes que aparecen son Lázaro y el escudero y nos son descritos a través de una caracterización indirecta, es decir, la información que sobre ellos recibimosse consigue a través de sus actos y de lo que dicen. El primero se compadece de su desventurado amo, al que no quiere herir en su dignidad. El segundo se muestra ridículo, intentando disimular su hambre, revoloteando en torno al criado y buscando la alabanza para atraerle y que le dé de comer. Los dos están perfectamente caracterizados por su forma de actuar y Lázaro, además, nos transmite su pensamiento acerca del momento que se narra.

El espacio en que se desarrolla lo relatado es un lugar cerrado, en el ámbito de la casa del amo. Los hechos se desarrollan en un tiempo pasado, anterior al momento en que el narrador se encuentra y transcurren en un orden lineal.

Por lo que se refiere a la técnica y estilo, es claramente visible el uso del diálogo, dando al fragmento un carácter casi teatral. Se observan muchos recursos: palabras con doble sentido (“Póngole en las uñas la otra”) para dar cuenta del hambre del amo; repeticiones (sentí / sentía; pasado / pasaba; ayudarle /ayudaba); comparaciones (como había de él; y no hay faisán que así sepa); ironía y burla (“la muy buena que tú tienes te hace parecer la mía hermosa”); hipérbole /”que no habrá a quien no convide con su sabor”); paronomasia (“como comencé a comer”. El diálogo ágil junto con los recursos descritos hacen del fragmento un pasaje de gran plasticidad y de fácil recreación en la mente del lector. Por otra parte, el lenguaje es llano, sin afectación alguna, como corresponde al siglo XVI. En esta sencillez elaborada reside en gran parte el atractivo de la obra.

Por último, y a modo de conclusión, diremos que la evidente crítica social que se desprende del libro, y de este fragmento también, justifica el deliberado propósito del autor de permanecer en el anonimato. Los personajes y el ambiente del texto, al igual que el que aparece en toda la obra, corresponde con un mundo de marginados sociales. En la actualidad existen también personas que por diversos motivos viven al margen de la sociedad. Su forma de vida, comportamiento, aspiraciones, causas de su marginación, etc. han dado lugar también a obras importantes de nuestra literatura. Aquí, vemos como el Lázaro da muestras con su comportamiento de esa evolución de la que hablábamos anteriormente, según la cual conoce las miserias de su amo y actúa en consecuencia. En cuanto al estilo utilizado, encaja en la mentalidad renacentista, basada en la sencillez alejada de toda artificiosidad, que aparecerá en el siglo siguiente.
También puedes consultar:


http://recursos.cnice.mec.es/lengua/alumnos/comentario_textos/modelo_narrativa.htm



SOLUCIÓN DEL COMENTARIO DEL EPISODIO DEL ARCAZ

( CONTROL DE LITERATURA )


Comentario del espisodio del arcaz
Lazarillo de Tormes

Texto :


Otro día, no pareciéndome estar allí seguro, fuime a un lugar que llaman Maqueda, adonde me toparon mis pecados con un clérigo que, llegando a pedir limosna, me preguntó si sabia ayudar a
misa. Yo dije que sí, como era verdad; que, aunque maltratado, mil cosas buenas me mostró el pecador del ciego, y una dellas fue ésta. Finalmente, el clérigo me recibió por suyo.
Escapé del trueno y di en el relámpago, porque era el ciego para con éste un Alejandro Magno, con ser la mesma avaricia, como he contado. No digo más sino que toda la laceria del mundo estaba encerrada en éste. No sé si de su cosecha era, o lo había anexado con el hábito de clerecía.
Él tenía un arcaz viejo y cerrado con su llave, la cual traía atada con un agujeta del paletoque. Y en viniendo el bodigo de la iglesia, por su mano era luego allí lanzado,y tornada a cerrar el arca. Y en toda la casa no había ninguna cosa de comer, como suele estar en otras: algún tocino colgado al humero, algún queso puesto en alguna tabla o en el armario, algún canastillo con algunos pedazos de pan que de la mesa sobran. Que me parece a mí que aunque dello no me aprovechara, con la vista dello me consolara.
Solamente había una horca de cebollas, y tras la llave en una cámara en lo alto de la casa. Déstas tenía yo de ración una para cada cuatro días; y cuando le pedía la llave para ir por ella, si alguno estaba presente, echaba mano al falsopecto y con gran continencia la desataba y me la daba diciendo:
"Toma, y vuélvela luego, y no hagais sino golosinar"Como si debajo della estuvieran todas las conservas de Valencia, con no haber en la dicha cámara, como dije, maldita la otra cosa que las cebollas colgadas de un clavo. Las cuales él tenía tan bien por cuenta, que, si por malos de mis pecados me desmandara a más de mi tasa, me costara caro. Finalmente, yo me finaba de hambre.
Pues, ya que conmigo tenia poca caridad, consigo usaba más. Cinco blancas de carne era su ordinario para comer y cenar. Verdad es que partía comigo del caldo. Que de la carne, ¡tan blanco el ojo!, sino un poco de pan, y pluguiera a Dios que me demediara.Los sábados cómense en esta tierra cabezas de carnero, y enviábame por una quecostaba tres maravedís. Aquélla le cocía y comía los ojos y la lengua y el cogote y sesosy la carne que en las quijadas tenía, y dábame todos los huesos roídos, y dábamelos en el plato, diciendo: "Toma, come, triunfa, que para ti es el mundo. Mejor vida tienes que el Papa.""¡Tal te la dé Dios!", decía yo paso entre mí.A cabo de tres semanas que estuve con él, vine a tanta flaqueza que no me podía tener en las piernas de pura hambre. Vime claramente ir a la sepultura, si Dios y mi saber no me remediaran. Para usar de mis mañas no tenía aparejo, por no tener en qué darle salto. Y aunque algo hubiera, no podía cegarle, como hacía al que Dios perdone, si
de aquella calabazada feneció. Que todavía, aunque astuto, con faltarle aquel preciado sentido no me sentía; mas estotro, ninguno hay que tan aguda vista tuviese como él tenía.
[…]





Comentario :

Refieriéndonos a la estructura de la obra literaria, a la que pertenece este texto, podemos decir que la trama está dividida en capítulos o más bien tratados, episodios en los que la historia avanza haciendo uso de la continuidad (relacionar un capítulo con el anterior) y de los saltos temporales (omisión de lo sucedido en años).
El realismo de la obra es notable ya que la manera de contarlo es la misma que si el protagonista, Lázaro, la estuviera contando a un público, emplea un lenguaje popular Escapé del trueno y di en el relámpago” lleno de expresiones coloquiales y elementos humorísticos "Toma, come, triunfa, que para ti es el mundo. Mejor vida tienes que el Papa." "¡Tal te la dé Dios!"(ironía) que ayudan a que la historia parezca real. Aunque al acabar la obra te cuestionas si pudo haber pasado una persona por tantas historias y llegas a la conclusión de que las anécdotas y peripecias por las que pasa el protagonista son seguramente sacadas de las historias populares, he aquí la clave del Lazarillo, si se divide es verosímil, si se junta no.
Respecto a la verosimilitud del personaje, Lázaro aparentemente es un muchacho pobre, huérfano, común  en la España del s.XVI, digamos entonces que físicamente el personaje es real; ya luego, si nos metemos en la parte psicológica es difícil creer que pueda haber existido una persona tan sumamente inteligente y audaz como Lázaro, haber salido de tantos aprietos y apuros, haber burlado a la muerte tantas veces (inanición) es menos verosímil.
A excepción del prólogo y del último capítulo, el Lazarillo es la historia de una vida en pasado, una carta tratando de explicar un suceso (adulterio de su mujer) y más profundamente justificar una actitud (cinismo), durante la mayor parte de la obra el tiempo es lineal teniendo lugar saltos temporales considerables (años) en los últimos capítulos. Podemos considerar una elipsis si tenemos en cuenta lo  he explicado antes, se remite al pasado en una carta escrita en presente, el tiempo externo data alrededor del s. XVI. La historia transcurre en diferentes pueblos del área de Salamanca a los que se menciona.
La novela Lazarillo de Tormes tiene carácter de novela de aventuras y viajes ya que el protagonista se enfrenta a una serie de pruebas que tendrá que superar para continuar, llegando a viajar y enfrentarse a diferentes adversidades que una vez superadas serán aventuras que fortalecieron al protagonista, el nivel de dificultad de la prueba aumenta acorde con la historia (ciego-clérigo-hidalgo). El narrador de toda la obra es un narrador protagonista y por lo tanto está en primera persona.






También puedes encontrar otro comentario en :

http://svpblog.blogspot.com.es/search/label/Lazarillo%20de%20Tormes







1 comentario:

  1. Comparto con vosotros un audiolibro de El Lazarillo de Tormes.

    Espero que os sirva de ayuda, especialmente a todos aquellos que tengan dificultades para leer.

    https://audiolibrosencastellano.com/juvenil/audiolibro-completo-lazarillo-tormes-anonimo-1554

    Un saludo :)

    ResponderEliminar